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Un día, en el aula de Economía Aplicada de la Universitat de les Illes Balears, los estudiantes se reunieron por equipos. El objetivo era discutir y razonar el tipo de discriminación de precios que se podía aplicar a un mercado concreto. En pocos minutos, la clase cambió del silencio al murmullo, y del murmullo a un ritmo de debate tan intenso como la bolsa de Nueva York. Los futuros economistas estaban defendiendo con argumentos si la fijación de precios más adecuada era ofrecer un descuento al cliente que compraba más cantidad o si era más eficiente aplicar la oferta a colectivos concretos. La clase terminó, pero el debate continuó días después a través del intercambio de correos electrónicos entre profesor y alumnado. La fórmula de trabajar por equipos había funcionado. Se había conseguido el objetivo porque el debate provocó una reflexión, un pensamiento crítico en el estudiante. Docentes que han cambiado la manera tradicional de impartir clase, desarrollando la fórmula por equipos, provocar el debate y e